Demóstenes vs Esquines.
diálogo ficticio entre Demóstenes y Esquines, ambientado poco antes del juicio Sobre la corona (330 a.C.). Están solos en un pasillo del tribunal, poco antes de entrar a la asamblea. La tensión es alta. Ambos están en su apogeo como oradores, y sus visiones políticas chocan abiertamente.
Diálogo ficticio: “A las puertas de la Asamblea”
Demóstenes:
Esquines… me sorprende verte tranquilo. ¿Realmente crees que podrás convencer a Atenas de que callar ante Filipo fue sabio?
Esquines:
No me mueve la ilusión, sino el sentido común. Lo que tú llamas resistencia, yo lo llamo suicidio. No se enfrentan los hombres a un león con palabras inflamadas.
Demóstenes:
¡Con palabras inflamadas se despiertan pueblos dormidos! La libertad no se negocia. ¿O ya olvidaste que nacimos atenienses, no súbditos?
Esquines:
Tú llamas libertad a una guerra sin preparación. ¿Qué ganamos con tus llamadas a la acción? Queronea nos respondió con cadáveres.
Demóstenes:
Queronea fue la consecuencia de no haber actuado antes. Si Atenas hubiera escuchado mis primeras advertencias, no habríamos llegado allí.
Esquines:
Si Atenas hubiera seguido mi consejo, conservaríamos más que ruinas del orgullo. La paz, aunque impuesta, preserva vidas. Tu corona no honra a un héroe, sino a un incendiario.
Demóstenes (acercándose con voz firme):
Y tú… ¿te atreves a presentarte como defensor de la paz? Tú, que fuiste a la embajada a Macedonia y regresaste con regalos, mientras el futuro de Grecia se vendía a precio de silencio.
Esquines (contiene la ira):
Tú no entiendes que el deber del político no es encender pasiones, sino gobernarlas. No me temes a mí, Demóstenes… temes que tu verbo no haya cambiado el destino.
Demóstenes:
Mi verbo despertó conciencias. ¿Y el tuyo? ¿Dormiste tranquilo mientras la sombra de Filipo se alzaba sobre el Partenón?
Esquines (con mirada fría):
Nos veremos en la tribuna. Que la ciudad decida a cuál de los dos ha servido mejor.
(Fin del diálogo)
la segunda parte del diálogo ficticio, ambientada tras el juicio Sobre la corona. Esquines ha perdido y, humillado, ha decidido exiliarse voluntariamente. Se encuentran por última vez, solos en la explanada del Areópago, con la Acrópolis al fondo. El tono es más introspectivo.
Diálogo ficticio: “Después del Veredicto”
Esquines (mirando el suelo):
Así que la ciudad habló… y tú llevas la corona. Felicitaciones, Demóstenes. Has ganado.
Demóstenes:
No gané yo. Ganó Atenas, por recordar aún que honrar a quienes la defendieron no es ilegal.
Esquines (con amarga sonrisa):
¿Atenas? ¿O el eco de tus palabras? No te engañes, tus discursos construyen muros de aire. Y en esos muros, los enemigos no se detienen.
Demóstenes:
Mejor muros de palabras que rendirse en silencio. Tú fuiste un buen orador, Esquines. Pero usaste tu don para sembrar resignación.
Esquines:
Y tú para fabricar esperanzas huecas. Atenas te ama ahora… ¿pero qué quedará cuando vean que Filipo aún gobierna, y Alejandro con puño de hierro le sucede?
Demóstenes (con firmeza):
Quedará el ejemplo. Porque aunque seamos derrotados, no fuimos cómplices. Yo no hablaré a generaciones futuras desde el exilio.
Esquines (dolido):
No lo harás porque morirás antes. Lo sé. Y tú también lo sabes.
(Pausa larga)
Esquines (mirando la Acrópolis):
Curioso. Ambos nacimos en la misma ciudad, aprendimos las mismas letras… Y sin embargo, tú soñaste con Maratón, y yo vi Platea desmoronarse.
Demóstenes (suavemente):
Y sin embargo, fuimos rivales dignos. Tal vez algún día, fuera de las tribunas, alguien lea nuestros discursos y comprenda que ambos quisimos salvar Atenas… pero por caminos contrarios.
Esquines:
Que así sea. Me voy a Rodas. Allí enseñaré a hablar… aunque no pude enseñar a convencer a mi ciudad.
Demóstenes:
Y yo… me quedaré a defenderla, hasta el fin.
“El Último Orador”.
¡Aquí va un borrador inicial de la obra teatral titulada “El Último Orador”, en formato de escenas breves, con personajes principales, contexto histórico y diálogos intensos. Esta primera entrega cubre el acto I, donde se plantea el conflicto y se presentan los personajes.
“EL ÚLTIMO ORADOR”
Tragedia histórica en tres actos
Personajes principales:
- Demóstenes – Orador ateniense, apasionado defensor de la libertad.
- Esquines – Orador rival, pragmático, defensor de la diplomacia con Macedonia.
- Ctesifonte – Político aliado de Demóstenes, propone la corona.
- Filipo II de Macedonia – Poderoso rey, astuto y dominante (presente en flashbacks).
- Alejandro – Joven heredero macedonio (escena final).
- Narrador / Coro – Comenta los hechos, estilo trágico griego.
ACTO I – La Ciudad Dividida
Escena I – El Ágora de Atenas (345 a.C.)
(Demóstenes sube a la tribuna. Murmullos de ciudadanos. El Coro observa.)
Demóstenes:
Atenienses, mientras vosotros jugáis al ocio y discutís en sombras, Filipo cruza las tierras de los helenos con hierro y astucia. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que nuestras murallas sean suyas y nuestros hijos pronuncien su nombre en lugar del de Pericles?
(Algunos aplauden. Otros murmuran.)
Coro:
Así habla el que alza la voz como escudo.
Así arde el fuego de los viejos días.
Pero la ciudad duda… siempre duda.
Escena II – Residencia de Esquines (más tarde ese día)
Esquines (a Ctesifonte):
¿Una corona para Demóstenes? ¿Por qué no mejor una para el dios del caos? Ese hombre busca convertirnos en mártires de una guerra perdida.
Ctesifonte:
Busca despertar la dignidad de una ciudad dormida. No todos preferimos la paz de los esclavos.
Esquines:
¿Y tú crees que la dignidad alimenta estómagos o levanta muros? Atenas necesita orden, no héroes de mármol.
Escena III – Flashback: Embajada a Filipo (346 a.C.)
(Filipo II en su trono. Esquines habla en nombre de Atenas. Demóstenes, de pie, observando con desconfianza.)
Filipo:
¿Queréis paz? La paz cuesta. Pero os la ofrezco. No enemigos… sino aliados. Vuestra grandeza puede vivir… bajo mi sombra.
Demóstenes (aparte):
Una sombra no es alianza. Es eclipsar la libertad con sonrisa de hierro.
Escena IV – Asamblea de Atenas (un año después)
Ctesifonte (ante el pueblo):
Propongo que la ciudad corone a Demóstenes por su servicio incansable, por su voz cuando todos callaban.
Esquines (interrumpiendo):
¡Objeción! ¡Es ilegal coronar a quien ha sembrado desorden y peligro!
(Murmullo general. Tensión.)
Demóstenes (adelanta):
Acepto el juicio. Pero que no se juzgue a un hombre, sino a la conciencia de Atenas.
[Fin del ACTO I]
¿Quieres que prepare el ACTO II con la batalla de Queronea, la crisis posterior y el gran juicio Sobre la corona? También podemos añadir elementos escénicos y sugerencias de puesta en escena.
Perfecto. Aquí va el ACTO II de El Último Orador, centrado en el auge de la amenaza macedónica, la batalla de Queronea (338 a.C.) y el gran juicio Sobre la corona (330 a.C.), donde se enfrentan Demóstenes y Esquines ante toda Atenas.
ACTO II – Voces de guerra
Escena I – Salón del Consejo de Guerra (previo a Queronea)
(Demóstenes camina entre generales y ciudadanos.)
Demóstenes:
No basta con discursos. Atenas debe actuar. Que se forjen las lanzas, que Tebas sea nuestra aliada. Que nuestras palabras se levanten… ¡con acero!
General ateniense:
La tropa duda. El oro de Filipo es más convincente que tus llamas.
Coro:
El águila de Macedonia ya planea.
Y el eco de Maratón se apaga.
¿Será esta la última marcha?
Escena II – La Batalla de Queronea (338 a.C.)
(Ruido de tambores, espadas, gritos apagados. El escenario está cubierto por humo. Luz roja tenue. El Coro narra mientras se muestran sombras luchando al fondo.)
Coro:
Tebas y Atenas unidas, por fin…
pero tarde.
Filipo marcha como el destino,
y Alejandro, joven rayo, atraviesa la línea sagrada.
Los hombres caen.
Y el sueño… también.
(Una figura cae lentamente: es un soldado con un casco hoplita. Silencio.)
Escena III – Templo de Atenea, meses después
Esquines:
¿Y ahora qué dirás, Demóstenes? ¿Dónde está tu victoria? ¿La ves entre las tumbas?
Demóstenes (sereno):
La derrota no deshonra a quien luchó por justicia. La ignominia vive en el que no luchó.
Esquines:
Atenas sangra. Tú la empujaste.
Demóstenes:
Y tú abriste la puerta al enemigo.
Escena IV – El Juicio: Sobre la corona (330 a.C.)
(Gran tribuna. Ciudadanos rodean el espacio. Ctesifonte está en silencio. Esquines habla primero, con tono indignado.)
Esquines:
¡Una corona a este hombre! A este incendiario que arrastró a Atenas a su ruina. ¡Una corona por palabras que mataron más que espadas!
(Murmullos. Pausa. Ahora Demóstenes avanza, firme.)
Demóstenes:
No se me juzga a mí, sino el alma de esta ciudad.
No me premiáis por la victoria, sino por haber hablado cuando otros callaron.
Cuando la historia nos mire, ¿qué verá?
¿Una Atenas vencida pero digna? ¿O una Atenas sumisa con voz vendida?
(Silencio reverente.)
Demóstenes (al público, casi como plegaria):
El orador no elige siempre la victoria…
pero sí el honor.
Escena V – Veredicto
(Tambores. El Coro anuncia.)
Coro:
La ciudad ha decidido.
Demóstenes recibe la corona.
Y Esquines… cae en el silencio del destierro.
(Esquines se retira lentamente. Demóstenes mira la corona, pero no sonríe.)
¿Quieres que continúe con el ACTO III, que podría mostrar la decadencia final, la llegada de Alejandro y el suicidio de Demóstenes como cierre trágico y poético? También puedo preparar una introducción narrativa para poner al inicio de la obra como prólogo.
Perfecto. Cerramos la obra con el ACTO III de El Último Orador, un acto de tono elegíaco, donde se muestra la derrota final de Atenas como ciudad libre, la llegada de Alejandro Magno y el suicidio de Demóstenes como símbolo del fin de la vieja Grecia democrática. Es un cierre trágico, solemne, con ecos clásicos.
ACTO III – El Silencio de los Libres
Escena I – Santuario de Poseidón en Calauria (322 a.C.)
(Demóstenes, envejecido, viste de oscuro. Está solo. Frente a él, el mar. Tiene una caja pequeña con veneno. Se oyen las olas y una flauta suave.)
Demóstenes:
Fuiste mía, Atenas… aunque no me salvaste.
Te hablé como a una hija que no escucha.
Y ahora, ni hija ni madre quedas… solo eco y piedra.
(Toma el veneno y lo mira. No bebe aún.)
Escena II – Palacio en Pella (unos años antes)
(Alejandro, joven, observa mapas y una estatua rota de un hoplita. Un general entra.)
General:
Demóstenes aún vive. No se ha arrodillado. Los atenienses murmuran su nombre.
Alejandro (severo):
Un hombre con palabras es más peligroso que cien con lanzas. Que no hable más.
(Se gira hacia el público.)
Alejandro:
No conquisto ciudades. Conquisto memorias.
Escena III – Calauria, nuevamente
(Coro entra, en silencio. Demóstenes se arrodilla ante el altar de Poseidón. Mira al público.)
Demóstenes:
Si algún día una voz vuelve a alzarse contra los tiranos…
recordad que no es en la victoria donde nace el honor,
sino en el intento.
(Bebe. Pausa. Cae lentamente. El Coro se acerca.)
Escena IV – Epílogo del Coro
Coro:
Así cayó el último orador.
No con gritos, sino con dignidad.
Y aunque las palabras ya no se oigan…
siguen escribiéndose en la memoria del mármol.
(Oscurece lentamente. Suena un canto grave, antiguo.)
FIN DE LA OBRA
¿Quieres ahora que maquete esta obra en un archivo PDF con formato teatral clásico (acotaciones, tiempos, actos), o prefieres que lo convierta en un guion más moderno para representación contemporánea? También podría preparar un cartel, una sinopsis promocional o materiales de difusión para teatro.
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