Gianlorenzo Bernini y Antonio Canova
Dos de los mas grandes escultores, herederos de la tradición dejada por Miguel Ángel en Italia Renacentista serian el napolitano Gianlorenzo Bernini y el veneziano Antonio Canova.
Bernini fue escultor, pintor y arquitecto. En arquitectura su obra más notable fue el diseño de la Plaza de San Marcos así como su columnata, además de la Plaza de Pueblo en Roma. Gianloreanzo fue un contra reformista, cuando en Europa se difundieron las ideas de Lutero y Calvino. Fu el artista favorito de los grandes papas de la época.
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Gianlorenzo Bernini, artista venezolano |
La mayoria de sus obras de escultura de exhiben en la Galeria Borghese de Roma. Sirvió además en la corte del rey absolutista francés Luis XIV, siendo de los máximos representantes del estilo barroco, un arte al servicio del Estado del siglo XVII.
Pero a finales de ese siglo XVII y el XVIII, el barroco es progresivamente sustituido por un arte más mundano, "elegante", casero de gentes refinadas que viven felices en sus mansiones con jardines. Es el rococó, también llamado estilo Luis XV, "el Bienamado".
Ya a fines del siglo XVIII e inicios del XIX, se vuelve a los motivos de la antigüedad clásica. Los descubrimientos y exploraciones en Pompeya influirían mucho en aquellos artistas. Estamos ya en el Neoclásico (o estilo LuisXVI), y en Italia destacana Antonio Canova, considerado el emjor escultor desde el gran Bernini.
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Antonio Canova, máximo representante italiano del estilo Neoclásico. |
Si bien Bernini también se inspiraba en leyendas de la antigüedad y mitológicas, como la huida de Eneas con su Ascanio, cargando a su padre, o la escultura de Apolo y Dafne; Antonio Canova también se inspiraría en personajes mitológicos como Hércules, Perseo y muchos otros.
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Perseo y el minotauro, de Anronio Canova |
A finales de 1779 se trasladó a Roma, visitando las ciudades de Boloña y Florencia con el fin de conseguir un perfeccionamiento en su arte. Roma era entonces el centro cultural más importante en Europa y un objetivo obligatorio para cualquier artista que aspirase a la fama. La ciudad era toda ella un gran museo, llena de monumentos antiguos y grandes colecciones, en un momento donde estaba en pleno apogeo la formación del neoclasicismo donde existían copias auténticas para estudiar de primera mano la gran producción artística del pasado clásico. Fue el protegido del Papa Pio VII, que lo nombró Marquez de Ischia.
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